lunes, 9 de abril de 2007

Mi mundo perfecto



Desde los orígenes del Universo, siempre se tuvo la esperanza de que en algún lugar de este entramado infinito de estrellas, en un tiempo determinado, la evolución diera a conocer una nueva y distinta raza, un conjunto de saberes transformados en entes físicos.

Espectros, tinieblas, ángeles, arcángeles... ardían en deseos de conocerlos y de aprender de ellos y aguardaban el momento de su muerte, pues su único anhelo era anotar minuciosamente los valores y la magestuosidad del saber que esperaban tuvieran tras una larga y plena vida.

Mas descubrieron que ellos, los seres humanos, no podían conseguir esos valores de la nada; que la felicidad no se daba si la tristeza no aparecía; que la plenitud no se daba si la carencia no aparecía; que la humildad no se daba si la soberbia no aparecía; que el amor no se daba sin antes el odio...

...y vieron entonces que debían ser pacientes, que debían esperar a que cada uno de esos seres conociera lo malo para después sentir lo bueno... y vieron que aquello llevaría tiempo, mucho tiempo, hasta que pudieran al fin decir que son autenticos Dioses.

3 comentarios:

Anabel dijo...

Ni en la Biblia podría estar tan bien escrito.

Y qué cierto es todo, amiga mía.

Cecis ... funámbula dijo...

No tengo mucho que decir....no quedan palabras despues de leer tanta maravilla...soso una: gracias
Y gracias tambien por incluirme en tu blog...ya estas tambien en el mio, si me permitis el honor!
Un fuerte abrazo

Unknown dijo...

Los hombres viven obsesionados por la inmensidad de lo eterno. Por eso nos preguntamos: ¿tendrán eco nuestros actos con el devenir de los siglos?, ¿recordarán nuestros actos los que no nos conocieron cuando ya no estemos?, ¿se preguntaran quienes éramos?, ¿la valentía que demostramos en la batalla o lo apasionados que fuimos en el amor?