viernes, 6 de abril de 2007

Ni las sombras me inspiran miedo, ni los ángeles amor

Despierto cada mañana con la sensación de que algo falla, algo falta, algo no va bien ni en mi vida ni en el mundo.

Por lo general continúo con mi rutina, pero en días como hoy... por mi mente las preguntas revolotean.

¿Qué de bueno hay en esto de vivir?
¿Qué se supone que debo yo hacer en este escenario que es el mundo?

y... sobre todo...

¿Por qué añoro lugares en los que nunca he estado?

Supongo que mi imaginación... tan fuerte y sorprendente, como cruel y huidiza, me dará la respuesta con el tiempo.

Mientras tanto me afano en ser diferente, en rodearme de cosas que nadie más ha visto, cosas que me llenan y que nadie comprende salvo yo, me afano en hacer que la gente me vea como alguien extraño que a la vez infunde confianza. Lo que para muchos es bello y alegre, para mi es algo triste y aburrido al tiempo que lo que para los demás es triste, a mi me inspira confianza y ganas de conocerlo más afondo.

Qué extraño destino este de sufrir. En ocasiones pienso que cada vez que me sucede, pierdo una pequeña parte de mi corazón. Por un lado me entristezco y en mi mente aparece la idea de que vivo un día menos, mas por el otro me alegro, porque sé que aquello que infinde tristeza recibe la atención que se merece.

Inauguro blog. Es el momento de empezar algo importante que intente darme respuestas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen comienzo con ese pedazo de texto y esa foto tan hermosa...

Me encanta!

Y me gusta aún más que te hayas hecho un blog.


Un besote!:D

Anabel dijo...

Porque lo que nos diferencia de los demás es lo que nos hace sentir especiales ;)

Y tú eres especial, sin necesidad de ser distinta.

Lujuria dijo...

Hace unos años empecé con esto del blogger pero lo dejé escapar.

Hoy empiezo sabiendo que vosotros tb lo haréis.

Eso es lo que me hace seguir.

Muak!

Anamundi dijo...

Tus preguntas son ancestrales.

Y puedes recibir mil respuestas que sólo te aproximarán la idéntica voluntad de tus congéneres: dar con la verdad.

La mía (pero, obviamente, no de mi propiedad exclusiva), la que te aproximo fraternalmente, es que no nacimos para el sufrimiento. No es un destino.

Por supuesto, no todos somos iguales, habemos unos más sensibles o susceptibles, otros más melancólicos o rumiantes… Pero estamos todos hechos para la luz. La inquietud que transmites se me hermana con la sed de eternidad inherente al ser humano.

Cierto, en el mundo hay dolor. Tanto, tan de nuestra factura y albedrío, y tan incomprensible, que se nos hace un misterio salvable sólo a salto de Fe.

El dolor tiene su significado, igual que el placer. Esto es sólo un camino. Volveremos a la mano de donde salimos. Sin embargo, el Reino del amor, donde el dolor y la injusticia se mostrarán como la sombra que realmente son, debemos contruirlo nosotros aquí y ahora.

Bienvenida(o) a la Blogesfera nuevamente